EL POSTRE APESTADO PASA A SER UNO DE LOS MáS SANOS

A pesar de que no es demasiado dulce, el hecho de que sea barato y fácil de preparar de forma casera, hizo del kissel, o kisel, un postre muy popular entre los niños eslavos. Y, aunque hoy por hoy, no es tan popular, resulta que se ha descubierto que tiene un efecto muy saludable para los intestinos, por lo que es recomendable tomarlo cuando se padecen problemas digestivos leves.

Se trata de un plato sencillo con la consistencia de un gel espeso, como nuestra gelatina. Y aunque, por lo general, se toma frío, se puede tomar caliente e incluso bebérselo. Es un postre común en países como Polonia, Bielorrusia, Rusia y Ucrania. Y también en Letonia, Lituania y Finlandia.

Consiste en un zumo de bayas azucarado, espesado con maicena, almidón de patata o arrurruz. A veces también le añaden vino tinto o frutas frescas, tales como fresas, grosellas, frambuesas, ciruelas o cerezas. Pero es muy popular el de arándanos. Y se suele servir acompañado de queso quark azucarado o de un pudin de semolina, que es una sémola fina de trigo, amarillenta y de sabor intenso.

El nombre de kissel proviene de una palabra eslava que significa agrio, ya que existía un antiguo plato similar que era una especie de papila de harina con levadura, que se preparaba con avena generalmente, aunque usaban a veces para hacerlo guisantes o lentejas. Las legumbres que se usaban tradicionalmente para hacer el kissel no estaban fermentadas y no tenían el sabor dulce de las variantes más modernas. De ahí quizás que cogiera mala fama su sabor.

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