AGUA POBRE EN DEUTERIO, LA NUEVA 'GENIALIDAD' CONTRA EL CáNCER (Y OTROS MITOS MUY DAñINOS)

El cáncer es uno de los problemas de salud más importantes y lo será todavía más de aquí a 2050, cuando habrá 35 millones de nuevos casos, según las estimaciones del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), de la Organización Mundial de la Salud. Este organismo vaticina que una de cada cinco personas (20% de la población) tendrá un tumor a lo largo de su vida y más de la mitad sobrevivirá más de cinco años a la enfermedad, incluso se curarán.

En cualquier caso, el tratamiento del cáncer es duro y es un terreno abonado para la propaganda de propuestas alternativas -potencialmente más peligrosas que la propia enfermedad – y escudos protectores con poco (o ninguno) fundamento científico.

"Los bulos en cáncer y nutrición son muy recurrentes porque son muy sensacionalistas y sobre todo si se relacionan con estilos de vida modificables (nutrición, ejercicio físico, exposición ambiental, etc.) es algo a lo que damos poca importancia en el día a día hasta que la enfermedad nos toca a nosotros", apunta el doctor Rodrigo Sánchez, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

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Hay creencias falsas que, inexplicablemente, perduran en el tiempo, como que el desodorante aumenta el riesgo de cáncer de mama, que el azúcar alimenta los tumores o que el estado de ánimo influye en la evolución de la enfermedad. Pero cada poco tiempo aparecen otras propuestas sorprendentes, candidatas a captar seguidores. Una de las más extrañas se acaba de publicar en la revista Nutrients y consiste en el uso de agua empobrecida en deuterio para tratar el cáncer, bien en monoterapia o combinada con quimioterapia. La hipótesis parte de un equipo de investigadores chinos, que ha revisado todo lo que se ha publicado al respecto en la literatura científica en los últimos 15 años.

De la hipótesis de trabajo a la aplicación clínica

Solo el nombre del ‘principio activo’ despierta la curiosidad: agua empobrecida en deuterio. La primera idea que viene a la cabeza es que se trata de un algo relacionado con los reactores nucleares (el deuterio es un isótopo del hidrógeno), pero realmente el agua empobrecida en deuterio es agua ligera, es decir, agua natural purificada .

Los autores del trabajo explican que beber agua ligera (DDW) en lugar de agua normal consigue un ambiente empobrecido en deuterio en el organismo. "Numerosos estudios han informado que la DDW desempeña un papel en los efectos antitumorales. Estudios recientes muestran que DDW inhibe la proliferación y la capacidad migratoria de numerosas células tumorales, incluido el cáncer de pulmón, nasofaringe, mama y colorrectal. Además, acelera la apoptosis, la autofagia y la senescencia en las células tumorales", argumentan los científicos.

Se ha estudiado el posible efecto del agua ligera en cáncer de pulmón. (iStock)

Sin embargo, prosigue el artículo, "un estudio experimental demostró que el DDW no tiene ningún efecto significativo sobre las células cancerosas; pero, las combinaciones de DDW con regímenes antitumorales estándar muestran una sorprendente promoción en la inhibición de la proliferación, la detención del ciclo celular y la producción anormal de especies reactivas de oxígeno. El uso de DDW en terapia combinada también juega un papel vital en la disminución de la dosis de los medicamentos de quimioterapia para alcanzar los mismos resultados terapéuticos deseables, reduciendo así los efectos secundarios de los antineoplásicos".

El nuevo trabajo pertenece a la clase de estudios que generan hipótesis, que son muy de laboratorio, pero no llegan a demostrar nada

Es decir: que el agua ligera por sí sola no tiene un gran efecto, pero añadida a la quimioterapia, hace que se necesiten menos dosis del fármaco y, además, se reducen los efectos adversos. El argumento es sumamente atractivo para una persona que esté recibiendo quimioterapia, aunque fácilmente desmontable por un experto. "Los estudios en los que se basa el artículo de Nutrients son in vitro o en modelos animales y solo hay un estudio de intervención [en 44 pacientes de cáncer de páncreas]. Son estudios que generan hipótesis, muy de laboratorio, pero no llegan a demostrar nada", ilustra Sánchez, del Servicio de Oncología Médica del Hospital 12 de Octubre. "En investigación hay dos mundos, el de la ciencia básica del laboratorio y el de la clínica, y la investigación traslacional, que es el puente entre el laboratorio y la clínica. Este artículo sobre agua empobrecida en deuterio es investigación básica pura y dura, que no tiene ninguna aplicación clínica a día de hoy".

El reclamo de las vitaminas

Más normal es confiar en el poder anticanceroso de ciertas vitaminas, una relación que es un tema recurrente en investigación. Científicos de la Universidad de Pomerania (Polonia) han examinado el efecto de las vitaminas A, D, B, C y E en el riesgo de desarrollar neoplasias ginecológicas (endometrio, cuello de útero y ovario) y respuesta al tratamiento. Los propios autores del trabajo, que también se acaba de publicar en Nutrients, admiten que "hasta la fecha no existe ninguna indicación médica oficial para el uso de vitaminas como tratamiento directo del cáncer ginecológico", aunque "existe evidencia científica —todavía no consistente— de la eficacia de las vitaminas para prevenir el desarrollo de cánceres ginecológicos". Aun así, lanzan su veredicto: "En el contexto de la prevención de diversos tipos de cáncer, mantener una dieta saludable rica en frutas, verduras y cereales integrales es fundamental porque proporciona muchas de las vitaminas necesarias para mantener la salud en general".

La dieta mediterránea está reconocida como una de las más saludables del mundo. (iStock)

A final, el equipo polaco se inclina por promover un estilo de vida sano, y el representante de SEOM argumenta que se trata de un trabajo de revisión, que incluye "estudios basados en la información reportada por los propios participantes. Sin muestras reales de cifras de vitaminas presentes en la sangre, no se puede hacer una extrapolación a la vida real".

Los mensajes que relacionan dieta con cáncer son muy peligros, ya que es un tema muy sensible que hace mucho daño

Sánchez manifiesta su desacuerdo con los mensajes que relacionan dieta con cáncer, ya que "es un tema muy sensible que hace mucho daño. En la consulta me llegan pacientes que dicen ‘voy a hacer todo lo que esté en mi mano para curarme’. Cuando alguien es tan vulnerable, cualquier tipo de información sobre estilo de vida que llega a estas personas, que no todas tienen que tener ni formación científica ni criterio para discernir, puede llegar a hacer mucho daño". Y pone un ejemplo sobre la vitamina D, una de las que están más de moda: "La vitamina D se acumula en la grasa y un consumo en exceso puede llegar a intoxicar".

Falta rigor científico

Uno de los mitos más recurrentes es que el azúcar 'alimenta' a las células tumorales y por eso muchos afectados prescinden de su consumo. Esto "nunca se ha llegado a demostrar en ensayos clínicos. Necesitamos el azúcar como nutriente básico en nuestra vida y le digo a mis pacientes que no tienen que dejar de tomar azúcar. El tumor busca sus propias vías de alimentación. Todas las células necesitan azúcar para sobrevivir, lo mismo las sanas que las cancerosas, y si dejan de consumir azúcar, también quitan nutrientes a las células sanas, que son las necesarias para soportar un tratamiento de quimioterapia".

Dejar de tomar azúcar no mata de hambre al cáncer. (iStock)

En definitiva, pocos artículos de la literatura científica sobre dieta y cáncer cumplen con todos los criterios del método científico: "Para que un experimento sea válido, tiene que hacer una comparativa, con un brazo de pacientes en los que se hace algo y en otro no". En el resto, se produce una falacia ecológica, que consiste en llegar a una conclusión a partir de la suposición de que todos los incluidos en un estudio, aunque sean miles de personas, comen las mismas cantidades de algo, o reciben la misma radiación, o duermen el mismo tiempo. "Es lo que sucedió en los avisos de la OMS sobre la relación entre el consumo de carnes rojas o de edulcorantes y cáncer. Son datos que hay que tomar con cautela, no porque sean falsos, sino porque hay que tomarlos con pinzas".

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Alimente

Una iniciativa rigurosamente científica que relaciona dieta y cáncer es la 'spin-off' TNC terapia, creada conjuntamente por el Hospital 12 de Octubre y el CNIO. "Consiste en hacer dietas personalizadas en función del tipo de tumor y su tratamiento, y comprobar como afecta al soporte de los pacientes y a su microbioma una dieta personalizada". En los 6 meses de vida de TNC terapia, se han creado cerca de cien dietas personalizas, de las que ya se están analizando sus resultados.

Salvo excepciones, "hay poca certeza científica del efecto de un alimento en el cáncer, con la excepción de la dieta mediterránea, y sobre todo del aceite de oliva, en cáncer de mama, como revela el estudio Predimed", concluye el oncólogo.

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