¿CóMO FUNCIONA UNA VACUNA CONTRA EL CáNCER?

El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) ha echado a andar un innovador programa para probar vacunas personalizadas contra el cáncer. El nuevo plan inglés pretende facilitar la identificación de pacientes adecuados para este tratamiento en hospitales de todo el país.

De este modo, miles de pacientes británicos serán invitados a participar en el programa gracias a este servicio pionero de “emparejamiento”, uno de los mayores proyectos de este tipo en el mundo.

Los ensayos clínicos de la conocida Plataforma de lanzamiento de la vacuna contra el cáncer ya están en marcha, y se espera que en los próximos dos años aumente la capacidad de incluir a más pacientes que cumplan los criterios de inclusión en los ensayos.

El de Reino Unido es un gran ejemplo de cómo, después de décadas de lento progreso, estas terapias pronto podrían convertirse en un elemento fijo del tratamiento del cáncer. Pero al ser un tipo de tratamiento tan innovador, las dudas de la población sobre las conocidas como “vacunas contra el cáncer” son varias y vamos a intentar resolverlas con José Gómez Rial, Jefe de Servicio de Inmunología del Hospital Clínico Universitario Santiago de Compostela, director del Laboratorio Inmunogenética y coordinador de Inmunología en el Grupo de investigación en vacunas GENVIP.

Cómo funcionan

Rial comienza explicando que entre las múltiples funciones del sistema inmunitario, está la llamada de “inmunovigilancia” que consiste en evitar las proliferaciones descontroladas de células propias en cualquier parte del cuerpo, cuando estas células escapan al control normal del ciclo celular. De igual modo que el sistema inmune nos protege frente a intentos de agresiones externas (patógenos) nos protege frente a posibles amenazas internas (cáncer).

“A través de la vacunación frente al cáncer de igual modo que la vacunación frente a un patógeno determinado, el objetivo es estimular a nuestro sistema inmunitario para que reconozca proteínas tumorales en las células que han escapado de este control de ciclo celular y proliferan de forma anómala; y poder destruirlas”, señala el inmunólogo.

Foto: EFE/Luis Gandarillas.

A diferencia de las vacunas preventivas, que se centran principalmente en activar las células B productoras de anticuerpos, una vacuna terapéutica contra el cáncer debe generar una fuerte respuesta de las células T. Las células dendríticas cargadas con antígenos tumorales se unen y activan las células T citotóxicas CD8+, que luego pueden atacar el tumor.

El inmunólogo destaca que la dificultad principal para estas nuevas terapias contra el cáncer radica en la identificación de estas proteínas tumorales anómalas, que son diferentes en cada tipo de cáncer e incluso en cada individuo, “lo que hace necesario una estrategia individualizada, donde se aisla a través de una biopsia el tumor de forma individual, se identifican las mejores proteínas tumorales para que generen una respuesta inmune potente, se fabrica la vacuna individualizada y se administra al individuo”.

Para varios tipos de cáncer

El especialista destaca que en la actualidad existen múltiples enfoque para múltiples tipos de cáncer. “Se ha comenzado por dos tipos de cáncer con elevada mortalidad y riesgo de recurrencia, como son el melanoma en estadios avanzados y el cáncer de páncreas, pero se está trasladando ya a otro tipo de tumores como el cáncer de pulmón”, enumera.

Respecto a la vacuna que busca combatir al melanoma, un ensayo de fase II de una vacuna de ARNm personalizada mostró una disminución del 44% en el riesgo de recurrencia posquirúrgica o muerte. Y está en marcha un ensayo de fase III y se esperan resultados finales para 2029.

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En cuanto a la del cáncer de páncreas, en un ensayo de fase I de una vacuna de ARNm personalizada, la mitad de los participantes desarrollaron células T dirigidas a neoantígenos del cáncer. La supervivencia libre de recurrencia en este grupo fue más larga en comparación con aquellos que no respondieron.

El desarrollo de las vacunas frente al cáncer “como no puede ser de otro modo” se está realizando en colaboración entre diferentes compañías, como Moderna y Pfizer-Biontech que aportan la experiencia en la plataforma ARNm como herramienta para generar una potente respuesta inmune frente a las células cancerosas, pero también otras compañías con amplio historial en la lucha frente al cáncer a través de la inmunoterapia como es Merck-MSD.

En esta línea recuerda que el desarrollo de la plataforma ARNm en el campo de las vacunas frente a la covid-19 ha permitido avanzar mucho en este sentido y aprovechar lo aprendido para desarrollar este tipo de vacunas frente al cáncer. “La tecnología del ARNm además de generar una potente respuesta inmunitaria, permite una rápida adaptación a diferentes proteínas, lo que la hace ideal para una estrategia individualizada, para poder adaptar la vacuna a las características de cada tumor y cada individuo”, destaca.

"Un paso gigante" contra el cáncer

El inmunólogo considera que estas vacunas serán una gran revolución contra el cáncer a medio plazo. “En los últimos años, se ha avanzado mucho en la llamada inmunoterapia frente al cáncer, a través de fármacos como los inhibidores de punto control (checkpoint inhibitor) que desbloquean el freno de mano que las células tumorales activan en las células inmunitarias para no ser destruidas. Estos fármacos (como el prembrolizumab) han revolucionado el tratamiento frente al cáncer en los últimos años y han permitido ya aumentar la supervivencia frente a gran cantidad de tumores a día de hoy. Estoy convencido de que las vacunas frente al cáncer serán otro paso de gigante, como lo fueron en su momento estos fármacos utilizados actualmente en multitud de indicaciones. Todas estas herramientas de inmunoterapia buscan lo mismo, que es utilizar nuestro propio sistema inmunitario como arma de precisión para destruir las células cancerosas”.

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En este sentido, hace referencia a los resultados prometedores antes comentados: “Los primeros resultados en fases ya intermedias de los ensayos clínicos apuntan a unos resultados tremendamente esperanzadores, como el aumento de la supervivencia en cánceres muy agresivos de hasta el 50%. Datos iniciales que invitan al optimismo y a continuar por este camino en el desarrollo de estas vacunas”.

Eso sí, a pesar del optimismo, “no podemos decir que queda poco, porque sería dar falsas esperanzas a la gente que lo pueda necesitar. Pero sí podemos decir que estamos avanzando en una buena dirección en la lucha contra al cáncer”.

El gran reto económico

En primer lugar, al tratarse de terapias individualizadas que necesitan de un proceso complejo de identificación de las proteínas tumorales y fabricación de vacunas adaptadas para cada individuo, uno de los primeros obstáculos claramente es el aspecto económico.

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“Pero hay que decir que este tipo de terapias está pensada para los cánceres más agresivos y con tasas de mortalidad más elevadas, por lo que nuestro sistema sanitario igual que ya ha hecho con otras innovaciones (resto de inmunoterapias, terapia celular CAR-T, etc.) tendrá que priorizar el acceso a este tipo de terapias a pacientes seleccionados cuyo pronóstico de enfermedad sea peor o con menor esperanza de supervivencia”, señala.

Con el tiempo, como ha pasado con otras innovaciones que se han incorporado en la rutina de la asistencia clínica, se irá abaratando el coste de las terapias, lo que permitirá un uso más extendido, a medida que se vaya avanzando en su utilización.

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