ESTABA EMBARAZADA, TUVO UN úNICO SíNTOMA Y LE PRONOSTICARON UN AñO DE VIDA

El embarazo es una etapa de cambios físicos y emocionales, donde ciertas molestias son consideradas normales. Sin embargo, el caso de Laura Mahon, una mujer británica de 31 años, destaca la importancia de prestar atención a síntomas inusuales durante la gestación.

Su diagnóstico, un tumor cerebral en etapa avanzada, llegó cuando estaba embarazada de su primera hija. Su historia generó un fuerte impacto en medios y profesionales de la salud.

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Un embarazo esperado, una molestia ignorada

Laura Mahon y su esposo Danny estaban atravesando uno de los momentos más felices de sus vidas: esperaban a su primer bebé. Como muchas embarazadas, Laura comenzó a notar cambios en su cuerpo, pero hubo uno que llamó su atención: tenía dificultades para mover los dedos del pie derecho.

En un primer momento, pensó que se trataba de una molestia típica del embarazo. Después de todo, muchas gestantes sufren calambres, hinchazón o adormecimiento en las extremidades debido a la presión ejercida por el crecimiento del útero o los cambios hormonales. Sin embargo, el síntoma persistió y comenzó a agravarse con el tiempo.

Laura insistió con su equipo médico y solicitó una resonancia magnética. La decisión, aunque tardía, fue crucial para su vida y la de su hija.

Un diagnóstico inesperado y devastador

La resonancia arrojó un resultado impensado: Laura tenía un glioma cerebral. Este tipo de tumor afecta a las células gliales del cerebro, encargadas de dar soporte a las neuronas. 

Se trata de un cáncer agresivo, de difícil tratamiento y con un pronóstico reservado.

La noticia fue demoledora para Laura y su esposo. Los médicos les informaron que el tumor se encontraba en una etapa avanzada y que, incluso con tratamiento, podría quedarle menos de un año de vida. En paralelo, debían tomar decisiones complejas sobre cómo y cuándo dar a luz a su hija.

Una cesárea programada para conocer a su bebé

Ante el avance del tumor y la necesidad urgente de iniciar tratamiento oncológico, el equipo médico decidió adelantar el parto. A las 30 semanas de embarazo, Laura fue sometida a una cesárea de urgencia para poder conocer a su hija y luego someterse a una cirugía cerebral.

La bebé, que nació prematura, fue llamada Sienna. Según relataron sus familiares, Laura logró sostenerla en brazos y compartir con ella momentos únicos, a pesar del pronóstico que pendía sobre su salud.

La cirugía posterior fue riesgosa, pero necesaria. Aunque se logró extirpar parte del tumor, los especialistas confirmaron que la enfermedad no tenía cura y que el tratamiento solo serviría para ganar tiempo y mejorar su calidad de vida.

El rol clave del diagnóstico temprano

El caso de Laura Mahon reavivó el debate sobre el diagnóstico diferencial en embarazadas. Muchas afecciones graves -neurológicas, cardíacas o incluso oncológicas- pueden presentar síntomas similares a los malestares típicos del embarazo, lo que retrasa la atención adecuada.

Expertos en salud materna coinciden en que es vital escuchar a las pacientes, no subestimar sus percepciones y tener una actitud proactiva ante síntomas persistentes o inusuales. En el caso de Laura, si la resonancia se hubiera realizado antes, quizás el tumor podría haberse detectado en una etapa menos avanzada.

Una historia que moviliza

Más allá del desenlace clínico, la historia de Laura Mahon ha tenido una enorme repercusión pública. Su fortaleza ante la adversidad, su decisión de priorizar la vida de su hija y su lucha por mantenerse presente el mayor tiempo posible se han transformado en símbolo de valentía.

Organizaciones benéficas del Reino Unido han iniciado campañas para concientizar sobre la importancia de prestar atención a los signos de alarma durante el embarazo. Asimismo, medios locales e internacionales han destacado su historia como un ejemplo de resiliencia y amor incondicional.

La historia de Laura Mahon es conmovedora y aleccionadora. Muestra cómo la vida puede cambiar de forma drástica en medio de un momento de felicidad, y la necesidad de no minimizar síntomas por más comunes que parezcan. También pone en evidencia el valor de una atención médica sensible, integral y atenta a las particularidades de cada paciente.

Mientras continúa su tratamiento, superando todo pronóstico, Laura lleva ya más de cuatro años dándole batalla a su enfermedad, manteniendo como foco pasar el mayor tiempo posible con su familia y buscando disfrutar de su hija. Su caso deja una marca imborrable en la conversación sobre salud femenina, maternidad y diagnóstico temprano.

2025-05-09T16:28:49Z