LA ENFERMEDAD HEMORRáGICA SE CEBA CON LOS CIERVOS EN ZAMORA

Los cuerpos de los ciervos flotan sobre las aguas del río Tera y los embalses del oeste de Zamora. Los animales, ahogados, rompen la tranquilidad del paisaje en estas áreas de naturaleza salvaje y de abundante ganadería. La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE), que tuvo efectos notables en España el año pasado por su afección sobre las vacas, ha castigado especialmente este verano a la población de ciervos, que acaban en cauces fluviales porque intentan aliviar la fiebre refrescándose en el agua. Decenas de ellos han muerto y probablemente muchos de los cuerpos no se han encontrado aún por estar bosque adentro. Esta situación ha provocado que los ecologistas de Zamora reclamen la paralización de la caza para no dañar a la población resistente. Sin embargo, la Junta de Castilla y León esgrime que la caza puede contribuir a contener la EHE y los contagios sobre fauna o ganado.

La secuencia se ha multiplicado a lo largo de los meses calurosos. Balsas, pantanos, ríos, arroyos y demás masas de agua servían como trampa mortal para ciervos y corzos, especies particularmente sensibles a esa EHE que provoca fiebres, problemas respiratorios y malestar. Los habitantes de estos pueblos, cercanos a la sierra de la Culebra, se han encontrado con los ejemplares muertos en arboledas o caminos, de ahí la dificultad para calcular cuántos han caído. Varios vecinos, desde residentes hasta bomberos que trabajan en zonas abiertas, confirman la aparición frecuente de cadáveres.

“Se están muriendo mogollón, los guardias forestales han recibido la orden de revisar las captaciones de agua de los pueblos porque es un peligro para la población por las enfermedades que pueden transmitir”, indica un trabajador forestal de localidades como Villardeciervos, Cional o Codesal, con alta población de cérvidos. “Hemos visto más de 50 y en el monte se identifican fácilmente porque huele a animal muerto y hay muchos buitres sobrevolando”, explica.

Portavoces del departamento de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León admiten que, “aunque la EHE está teniendo efectos sobre las poblaciones de ciervo, no está afectando a su estado de conservación favorable”. “Donde tenemos un seguimiento más estricto de las poblaciones, como la sierra de la Culebra, se han detectado 80 animales muertos sobre una población de más de 2.500″, agregan. Estos datos contrastan con las estimaciones dadas por habitantes y trabajadores en zonas abiertas de estos parajes.

Ecologistas en Acción Zamora ha pedido que se paralice la caza de estos animales por los posibles daños que se pueden añadir a una población ya afectada por los cazadores furtivos, que provocan la relativamente frecuente aparición de ciervos con la cabeza arrancada, pues la cornamenta y el cráneo suponen el trofeo cinegético. Julio Fernández, portavoz de esa asociación, admite la dificultad para contabilizar las bajas: “Siempre que se ve un animal muerto en el campo puede haber otros ocultos, calculamos que hay centenares, pero no podemos concretar, la Junta no nos facilita cifras oficiales”. Fernández ve “prudente, coherente y ético” prohibir la caza en zonas donde prolifera la EHE, pero “se escuchan tiros de las adjudicaciones a cazadores, normalmente se dan unos 30 ahora en berrea más allá de las batidas en temporadas de caza mayor”. El ecologista critica que la actividad cinegética en berrea perjudica al bienestar de la especie porque se mata a los mejores ejemplares: “Es de sentido común, no hay más que remitirse a Darwin”.

La Junta insiste en que la caza puede incluso favorecer a la especie pues, “lejos de complicar la situación, ayuda a mejorarla porque puede permitir extraer ejemplares que están enfermos, que serán más fácilmente localizables y se cazarán con mayor facilidad”. Así, “la disminución de la densidad ayudará a que se transmita la enfermedad de una forma más lenta y, al ser un mal que se traslada a ganado doméstico, reducir esta posible incidencia”. La consejería zanja que la caza “ayudará a controlar esta enfermedad más que a poner en riesgo la población de ciervos”. Castilla y León defiende la caza y en esta legislatura incluso ha subvencionado las tasas de las licencias para los cazadores o pescadores.

Esta afección de los ciervos afecta a las explotaciones ganaderas, ya que se contagia mediante una mosca de origen africano que ha llegado a la península Ibérica debido al gradual aumento de las temperaturas. Los abrevaderos de las explotaciones ganaderas extensivas suponen una habitual vía de contagio: los animales salvajes o vacas pueden beber de las mismas fuentes o pilones, lo que fomenta la expansión de ese insecto y sus estragos.

Los primeros casos de la EHE aparecieron en 2023 en Salamanca y Zamora, con cientos de animales muertos o contagiados. Entonces se impulsó un medicamento que reforzaba el sistema inmunológico del ganado. Marcelo Mozo, de 49 años, sufrió el pasado verano varias bajas entre su cabaña, pero este año ya sea “por la inmunidad de grupo” o por la ayuda del fármaco ha conseguido eludir la enfermedad. El aumento de los episodios de calor y la tardanza en llegar de las heladas dificultan que la mosca y sus huevos o larvas mueran de frío. El Ministerio de Agricultura ha registrado, como hiciera en la campaña anterior, la presencia de la EHE en España y ha destacado la abundancia de casos en el oeste, Salamanca, Zamora y León, con crecimiento también en Cantabria y Asturias.

El ingeniero agrícola ubicado en Sayago (Zamora) Fernando Vicente asegura que “la cabaña bovina cuenta con una alta inmunidad por la alta infección de la anterior campaña, cuando padecieron duramente la enfermedad, que causó un daño tremendo”. Vicente valora que, tras la debacle, se acordaron ayudas con la anterior Consejería de Agricultura, que pertenecía a Vox, y que, tras dejar este partido la Junta, ha pasado al PP, con quien se han mantenido los acuerdos para compensar las pasadas pérdidas. Las vacunas resultan eficaces, destaca Vicente, pero no muchos ganaderos las ponen debido al elevado precio ―10 euros por animal en dos dosis―, y las “dificultades de manejo para muchas explotaciones”. Para el futuro, por si 2025 acarrea otra grave EHE, pide “enfocar esfuerzos en buscar soluciones antes de volver a vivir todo eso, conocer la enfermedad y una apuesta fuerte por la investigación”.

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